lunes, 20 de diciembre de 2010

Invierno


La habitacion estaba fria, su cara palida, las manos entumecidas... odiaba el invierno.
Aquella estacion del año tan poco agradable para ella, habia llegado marcando un final, una vuelta sin retorno.
Se levanto de la cama y fue al baño, aparentemente todo estaba como siempre, el grifo del lavabo con su goteo incesante, lento e imparable. La casa silenciosa pues él ya se habia ido.
Bajo la ducha dejo que el agua quemase su piel hasta dejarla roja, fue el unico momento en que creyó sentir calor.
No desayuno, desde hacia tiempo no hacia falta, las mentiras llenaban su estomago provocandole nauseas.
Quien la conociese sabria que ella no estaria en la calle a las 9 de la mañana, que en esa casa solo madrugaba su pareja y se iba a las 7.
Ella trabajaba al mediodia en un restaurante, durante mucho tiempo le gusto el beso de despedida, el calor dentro de la cama y la sensacion de saber que aun quedaban horas por disfrutar. Ahora madrugase o no, las noches eran interminables junto a ese cuerpo al que sentia que no podia aferrarse, que en aquella cama se habia creado un muro de hormigon y ninguno queria apedrearlo.
Camino despacio, casi esperando no llegar nunca a su destino, pero los pasos le traicionaron y acabo en el mismo portal al que llegaba en bastantes ocasiones desde hacia meses.
Llamo al timbre, no hizo falta hablar la puerta se abrio.
Subio las escaleras con lentitud, notando el latido de su corazon como paralizado, que mala persona era.
Cuando sus ojos se encontraron todo se reavivo en ella, su corazon comenzo con aquel constante "tum tum" euforico.
El hombre la estrecho entre sus brazos y sin muchos preambulos la llevo a la cama, pero algo fallaba aquel dia meintras era desnudada y besada.
El frio seguia congelando sus visceras haciendole sentir rota.
Si su amante noto algo no dijo nada, simplemente hizo y ella se dejo hacer abandonando su cuerpo a una lujuria que ya no era como antes.
Todo empezo como un juego, ahora el juego quemaba destrozandolo todo a su alrededor.
El entusiasmo que sentia se revolvio amargo. Imagenes de otra historia se cruzaban por su mente, esa historia por la que ella habia echo tantas locuras, d onde habia amado con tanta pasion, esa historia que habia quedado al otro lado del muro de su cama.
Se levanto de la cama y se vistio, todo lo que ella habia creido amor solo sse convirtio en obsesion, acabando como algo enfermizo que en realidad nunca habia llenado ningun rincon.
Y supo lo que tenia que hacer, tenia que volver a sentirse limpia y la unica forma era expulsar todo ese veneno.
La persona con la que se acostaba desde hacia tiempo no se extraño de aquel adios, él no tenia una relacion y seguramente siempre tuvo mucho mas claro lo que sentia. Quizas si lo hubiesen hablado ella comprenderia que el no penso que era amor, pero las conversaciones no era su fuerte.
Y entonces echo de menos las largas conversaciones con su pareja, echo hasta de menos el sexo calido y cariñoso, pero eso solo lo veia ahora y ya era tarde.
Las traiciones no se van por si solas, no basta con hablar, la confianza perdida no suele volver a recuperarse, solo se puede encontrar un pequeño espacio para la mentira o quizas el perdon, pero en realidad hay mentiras imperdonables.
Las horas pasaron, el dia fue largo, la ropa guardada, la ausencia trabajando. Cuando fue media tarde, se sento en el salon a esperar su llegada. El sonido de la puerta al abrirse le provoco temblores.
Y él la miro, la miro con esos ojos que ella tan bien conocia, y su expresion no fue de sorpresa alguna al ver las maletas, era como si hubiese estado esperando aquel momento desde hacia mucho.
Las palabras de arrepentimiento, las explicaciones no tenian ninguna salida, era puro tramite hacia la catastrofe.
Lagrimas rodaron por las mejillas de ella, él parecia no tener ya nada que derramar, era como una persona que se habia quedado tan dolida que ahora solo estaba vacia como una carcasa.
Se hizo el silencio, un silencio doloroso.
Cruzo el espacio que los separaba y beso sus mojadas mejillas, le susurro al oido que el siempre la habia esperado, que siempre habia sido ella pero que ahora no era capaz de perdonarla.
Algo se rompio dentro de la mujer, no valoro lo que tuvo y era lo suficiente realista para saber que aferrase a el que aun la queria solo le haria daño y era hora de dejar de pensar en su egoismo.
Se fue sin mirar atras.
Ahora deja que el invierno deje sus manos heladas, su rostro palido, sus pies frios como castigo. Odia el invierno, trajo su final, ese que ella no queria tocar pero que al fin llego.
Sono el timbre en aquel frio apartamento donde llevaba varios inviernos. Fue hacia la puerta sin mucho entusiasmo envuelta en sus gruesos jerseys de estar por casa, era una tarde de domingo, de esas tardes que no haces mas que descansar bajo una manta viendo peliculas.
Abrio la puerta esperando encontrar a su vecina, que en ocasiones se pasaba a verla, pero encontro el rostro de alguien muy conocido.
Miles de imagenes llenaron su mente, historias pasadas que habia dejado atras para sobrevivir.
Cuando sus ojos se encontraron, no pudo evitar volver a llorar. El la abrazo como solo él podia hacerlo, beso su pelo moreno y susurro en su oido que la echaba de menos, que con el tiempo el perdon habia llegado solo sin darse cuenta y que habia esperado demasiado y no sabia si ya era tarde.
Ella se aferro a aquella espalda, hundiendo su nariz en el calor de su pecho, inundandose con su olor y dando gracias al cielo por esa segunda oportunidad.
El tiempo habia cicatrizado heridas y ahora la promesa de un nuevo futuro los inundo a los dos.
El invierno habia traido de nuevo lo que tiempo atras quito y todo volvia a estar en armonia.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Frenesí


Rasga con calidez la suave piel de mis brazos, clava tus uñas y marcame sin piedad.
Vuela por mis pensamientos mas profundos, los mas ocultos aquellos donde yo puedo liberar toda mi esencia.
Abrazame, estrechame tan fuerte, durante tanto rato que mi pecho pueda entrelazarse con tu ternura, enseñame en calor, muestrame el cariño.
Tocame por las calidas mejillas, haciendo rodar los dedos hacia mi cuello, resbalando por mis hombros hacia mis brazos. Acaba en mis manos y agarralas con dulzura, lleva una o lleva las dos hacia tu boca y besa las yemas de mis dedos, deja que mis dedos se fundan con la suavidad de tus labios.

Dejame pasar mis manos por tu espalda suave, caliente e insinuante. Me convertire en el susurro que acaricie tus oidos...

Y podre sonreir, y seguire sintiendome completa.

martes, 14 de diciembre de 2010

Bonita frase


¿Y qué hay ahora de ese al que tanto amabas?
¿Ya lo olvidaste?
El amor de los jóvenes ¡No habita en el corazón sino los ojos!
Cúantas lágrimas Por él, y cómo lavaron tus claras mejillas. ¡Cúanta agua salada vertida inútilmente, Por un amor que ya no sabe a nada!
(Romeo y Julieta)